Enduro de Agaete: "Dando sacho nos ilusionamos"


¿Quién dice que los adultos no tenemos ilusiones? Este año, el año en que la licencia dice "Master 40" por primera vez, he descubierto algo que no creía que me gustara. ¡Me gusta la competición!






Todo esto empezó porque unos amigos me embarcaron a ver si les echaba una mano con un evento. Fué hace ya unos años, en un XC que se organizó en Agaete. Recuerdo como si fuera hoy el día del evento, Chano nos metió a los voluntarios en su garage, sacó un mapa de Agaete y nos dijo "Fulanito y Menganito, a tal sitio, Paquito y Jaimito, a tal otro". A mí me tocó estar en el avituallamiento, dándole aguita a los que corrían.  Oye, que nunca me había gustao el tema este de las carreras, pero parece que estar en el ajo este "tiene su aquello". No es lo mismo que competir, pero se vive también una buena experiencia ayudando a los demás a disfrutar del evento. Y eso que aquel día me empapé con el ciesne ciesne, pero me lo pasé muy bien.





Pasado un tiempo, estando a "camisuegra", en La Aldea, me dijeron mi suegros que un poco por arriba de donde viven ellos habia un tal Isaac moviendo piedras y colocando maderas para tirarse con la bici. Lo aceché, y cuando subió por la cuesta rumbo a donde tenía el tenderete montao, le caí atrás, me le presenté y ese día mismo me puse con él a hacer un saltillo. Y digo saltillo porque el jodió más adelante le mandó pa rriba de manera que de saltillo pasó a ser un señor salto. Aquel día a pesar del calor, y de que apenas conocía a Isaac, pasé un buen rato colocando cuatro teniques y asentando la tierra del circuito. Por cierto, un abrazo al compa Isaac, que se está pegando un tute del carajo para sacar adelante el DH en La Aldea.
 

 
 



Ya en el año pasado, con la celebración del Campeonato de Canarias de Maratón en Agaete, (Web Campeonato de Canarias de Maratón 2017) me ofrecí a ayudar a los amigos del club. Puedo decir que dí sacho, me llené de cal, que limpié caminos... A escala, claro, que el verdadero tute se lo pegaron ellos, yo sólo iba a ayudar los días que podía.



 
 
De repente caí en una cosa, que sin darme cuenta, estaba sucediéndome. Había rechazado invitaciones a remontes, a rutas de las buenas, por ir a dar sacho o a mancharme de cal. Vamos, que sin dudar estaba prefiriendo limpiar y marcar caminos con mis amigos que ir a dar pedales o a bajar trialeras con el sillín bajao. Sí, que era por el compromiso y todo lo que tú quieras, ¡pero coño! ¡me gustaba!
 

 
 Y después de la celebración de este evento, que a mi gusto salió muy bien y que además calló muchas bocas, mis amigos me comentaron lo que querían hacer este año que comienza. Dos proyectos despertaron en mí una ilusión que no creía posible. La escuela de ciclismo para niños, de la que tengo que hablar más largo y tendido en otro momento, y hacer un Enduro en Agaete.
 

 
 
 
Así, antes de que terminara el verano, nos fuimos a caminar por la zona que querían discurrieran los distintos tramos (bueno, todos los tramos menos uno, que ese no admitía discusión y en el que todos estamos de acuerdo). Que si aquí hay que limpiar, que si aquí hay que poner dos piedras para crear alguna dificultad, que si aquí en este salto debemos de facilitar una escapatoria para el que no brinque.....  Habían más ideas que terreno para trabajar.
 
 

 
 
 
 
Nos pusimos manos a la obra. Para mi desgracia no pude asistir a muchas jornadas de limpieza y elaboración de tramos debido a circunstancias laborales y familiares. Eso sí, cada vez que podía iba, dejando la bici en casa para ir a dar todo lo que tenía. La verdad es que trabajar así no es trabajar, es divertirse. Risas, bromas, discusiones de si por aquí para aprovechar estas piedras o por allí para brincar esta otra zanja....


El denominador común de todos estos trabajos era la ilusión. Ilusión porque queríamos hacer algo nuevo en la zona. Ilusión porque nos imaginábamos la sonrisa del corredor del evento al pasar por cada tramo habilitado. Ilusión porque sabíamos que esto rebundaría en beneficio del pueblo. ¡Qué coño! Ilusión porque estos tramos los ibamos a disfrutar nosotros antes y después de la carrera.
 
 
 
 
 
 
Puedo decir que cada piedra que colocamos, que cada monturrio de tierra que amontonamos, que cada golpe de sacho que dimos, lo hizimos con esta ilusión de niño chico por hacer algo bien. Se ha intentado que la dificultad técnica no sea exagerada (dentro de lo que es un enduro, claro), para que sea accesible, pero está hecho de manera que la verdadera dificultad sea correr y arañar segundos al reloj, el único rival que tiene el ciclista, ya que los otros corredores no son competidores, son amigos y conocidos que comparten afición. Y esa afición, desde la barrera, es la que he querido compartir con ustedes en esta entrada de blog.
 
 
 
 
 
Así que animo a todos los que le gusten este deporte se animen y participen en este Primer Enduro de Agaete. Si se vienen, van a encontrarse con un recorrido hecho desde el cariño a este deporte, realizado con toda la ilusión de un grupo de personas que aman esta disciplina y que lo único que queremos es que se lo pasen bien, tan bien como nos lo hemos pasado nosotros haciendo los tramos y como nos lo vamos a pasar cuando lo hagamos una y mil veces con la bici después del evento. Si lo logramos, cada madrugón, cada día que nos mojamos, cada púa de tunera que nos clavamos, cada día de frío que pasamos, cada calufón que aguantamos o cada ruta que no fuimos con la bici habrán sido más que recompensados con esa mirada de satisfacción que te regalan cuando alguien te dice que tu trabajo ha servido para que disfrutaran de eso que tanto amamos: la bicicleta.
 
 
 
 
 
Saludos, nos vemos dando pedales.
 
 
 
 
 
NOTA: Lo publicado es meramente un artículo de opinión del autor. No representa más que un consejo, una opinión, el parecer de una persona, y nunca algo vinculante. El club y sus empresas patrocinadoras no se hacen responsables de las opiniones vertidas por su autor.